Devorador de Mangas: Blue Period #3

¡Buenas tardes, minna!

Por fin he podido comprar este manga, aunque haya tenido que esperar a que pasara toda la cuarentena para ello. Es una historia que me ha enamorado desde el principio, sobre todo por el mensaje de perseguir tus propios sueños. Y, de momento, la trama siempre tiene algo nuevo que mostrar. ¡Vamos con ello!

Título: Blue Period

Saga: Blue Period #3

Guión: Tsubasa Yamaguchi

Traducción: Jesús Espí

Dibujo: Tsubasa Yamaguchi

Editorial: Milky Way Ediciones

Género: Slice of Life / Seinen

Páginas: 192

ISBN: 978-84-17820-95-4

Precio: 8,50 €

Yatora Yaguchi es un estudiante de bachillerato que queda enganchado al placer de pintar y se marca como objetivo ir a una universidad de arte. Con el examen de ingreso a la vuelta de la esquina, choca con un nuevo muro.

De acuerdo, retomemos la historia. Después de que Yotasuke reviente delante de Yatora, diciendo que el chico podría tener de todo y ha decidido interponerse entre el arte y él, Yatora se promete a sí mismo que va a demostrar lo en serio que va.

Quedan cien días para el examen de ingreso de la Gedai, por lo que en la academia han decidido separar a los alumnos en grupos más reducidos. De esta forma, podrán tener una supervisión más personal.

Yatora, que hasta el momento solo ha dibujado cosas que ve, se encuentra en un bloqueo al descubrir que muchas veces le exigirán dibujar algo abstracto, algo que solo él podrá saber cómo mostrar al público. Si no puede superar esa prueba, no podrá entrar en la Gedai.

Y esa es la historia de este tomo. En el manga anterior, Yatora acude a la jornada de puertas abiertas de la Gedai, donde se encuentra con Yotasuke, el cual acaba de dejar la academia. El chico, que no tiene amigos y vive para el arte, estalla y le suelta a Yatora que él lo tiene todo, que por qué tiene que entrometerse en la pasión de los demás.

En ese momento, Yatora decide tomarse las cosas muy en serio y demostrar que también quiere dedicarse a las bellas artes. Justo a tiempo para el cambio en la academia, donde los grupos se reducen para tener una supervisión más personal. Yatora no se librará de tener a Ooba como profesora, una mujer que está decidida a ayudarle. Y compartirá clase con Haruka y Kuwana, una buena competencia.

Sin embargo, en su primera sesión llega un problema. Yatora, hasta el momento, siempre ha dibujado lo que tenía delante. Pero en los exámenes de ingreso es normal que les den un tema sobre el que dibujar, por muy abstracto que sea. En ese instante, el chico encuentra una prueba muy difícil de superar, porque su capacidad de respuesta aún es muy lenta.

Lo que busca estará en sus relaciones, en sus conexiones con los demás. Mientras Yatora intenta descubrir qué le pasa a Yuka, su amigo, y va a visitar a Mori a la universidad por primera vez, encontrará pequeñas pistas que le permitirán saber cómo afrontar los temas abstractos y a descubrir su propia forma de arte.

Me ha gustado bastante cómo este tomo se separa un poco de la dinámica anterior, mostrándonos también cómo se sienten y cómo es la vida de los otros amigos de Yatora. Yuka, el chico al que le gusta vestir como una chica, tiene problemas en casa, pero finge para no preocupar a los demás. Yotasuke, que se siente solo y no tiene amigos, solo puede contar con Yatora, aunque le deteste debido a la envidia. Y Mori sigue siendo una especialista en inspirar a Yatora de forma inconsciente.

En este manga se ve una evolución muy buena en Yatora. Al principio, el chico apenas cuenta con recursos y no sabe dibujar cosas abstractas porque le cuesta darles forma. Sin embargo, cuando Ooba le recomienda “jugar” con los distintos materiales de pintura, el chico descubre un nuevo mundo.

La verdad es que tampoco puedo contar mucho más porque la trama se centra mucho en los quebraderos de cabeza del prota. Sigue siendo una historia que me gusta mucho y me cala profundo, sobre todo por el hecho de que Yatora se esfuerza, buscando una versión profesional de lo que otros ven como un mero hobbie. Ya os contaré más a medida que salgan los mangas. ¡Nos vemos!