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lunes, 31 de mayo de 2021

Blue Period #7

¡Buenas tardes, minna!

En cuanto vi que salía este manga, lo compré casi al momento. Se ha convertido en uno de mis Slice of Life favoritos, sobre todo por el mensaje de hacer lo que uno realmente desea en lo referente al mundo profesional. Yatora ya está en la Gedai, ahora tiene que sobrevivir a la universidad. ¡Vamos allá!


Título: Blue Period
Saga: Blue Period #7
Guión: Tsubasa Yamaguchi
Traducción: Jesús Espí
Dibujo: Tsubasa Yamaguchi
Editorial: Milky Way Ediciones
Género: Slice of Life / Seinen
Páginas: 192
ISBN: 978-84-18222-95-5
Precio: 8,50 €

Yatora Yaguchi ha aprobado el examen de ingreso de la Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokio. Lleno de inquietud y esperanza, en la ceremonia de ingreso le esperan nuevas amistades.

Yatora finalmente ha entrado en la Gedai, la Universidad de Bellas Artes y Música de Tokio, pero su camino no ha hecho más que comenzar. Tras reunirse con Yotasuke y conocer a una doctoranda que se encargará de su supervisión, el chico recibe la primera decepción: según sus profesores, han de olvidar todo lo que aprendieron para aprobar el examen.

Mientras sus nuevos compañeros se ponen manos a la obra con la primera entrega que han de hacer, Yatora se queda en blanco. El chico ha descubierto que todos los demás ven la Gedai como un paso hacia sus sueños, pero él tenía como único objetivo el aprobar. Ahora que está dentro, no sabe cómo seguir ni cómo enfocar sus obras.

Esta confusión le llevará a replantearse si merece estar allí y si realmente es válido para el arte. Unido a que su vida en los dos últimos años ha girado en torno a aprobar, se encuentra en una situación desesperada que solo podrá superar si cambia el enfoque con el que ve todo.

Y esa es más o menos la historia. Yatora ha aprobado el examen de ingreso a la Gedai a la primera y acude al acto de presentación muy nervioso. El esfuerzo de los dos últimos años ha valido la pena y está dentro. Además, sabe que si pasa algo puede hablar con Yotasuke, que también ha entrado. Todo parece ir bien, e incluso conoce a Maria Hanakage, una estudiante de doctorado que se hace pasar por alumna de Primero para gastarles una broma.

Sin embargo, en la primera presentación todo se tuerce. Después de que todos los alumnos hacen una demostración rápida de sus obras, Yatora descubre que sus compañeros de curso tienen un potencial que a él le falta. Además, uno de sus profesores les deja claro que, si quieren hacer obras de verdad, deberán olvidar todas las técnicas aprendidas que usaron para crear una "obra para aprobar". En ese momento, el chico descubre que lo único que sabe no sirve de nada.

La primera prueba de nivel consiste en realizar un autorretrato, la misma técnica que pidieron en el primer examen de ingreso. Como Yatora quiere hacer caso a los profesores, intenta cambiar la perspectiva con la que abordó la pintura, pero las ideas no quieren aparecer y el chico empieza a sentir que no vale para la Gedai. Este síndrome del impostor le irá arrastrando cada vez más, a pesar del apoyo de sus amigos y de los consejos abstractos de sus profesores.

Si eso no fuese suficiente, el haber sacrificado sus últimos años en el arte le han permitido darse cuenta de una cosa: no tiene aficiones. Al intentar hacer amigos, no consigue decir qué le apasiona o le atrae, por lo que se siente aún más aislado y diferente a los demás alumnos. Un encuentro fortuito quizá sea la solución a su depresión, aunque tiene mucho que aprender.

A nivel de personajes, lógicamente nos encontramos con un nuevo elenco. Aunque Yotasuke está en clase con Yatora y Kuwana aparece de vez en cuando, los nuevos personajes tienen pinta de ser importantes. Además de Maria y los otros profesores, Yatora conocerá a Kinemi Miki, la chica que rompió por accidente el espejo de Yatora durante el primer examen. Y habrá más alumnos destacados, como Ayano, una joven extravagante con una gran visión del arte tridimensional.

Y esa es la historia del tomo. La verdad es que Yatora me da pena porque lo está pasando realmente mal. Creo que el síndrome del impostor surge en algún momento de la vida de todo el mundo, pero sobre todo en los artistas y en los creadores de contenido. Es esa voz de "lo que hago no es suficiente y nunca será tan bueno como lo de los demás". A ver cómo lo enfrenta nuestro protagonista en el siguiente tomo. ¡Nos vemos!


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