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jueves, 26 de marzo de 2020

The Wicked + The Divine. Suicidio comercial #3

¡Buenas tardes, minna!

Como prometí, he seguido leyendo la siguiente entrega de TW+TD, que el tomo anterior me dejó con muchas ganas de más. La verdad es que este número es un poco flojo, aunque bastante necesario. ¡Comenzamos!


Título: The Wicked + The Divine. Suicidio comercial
Saga: The Wicked + The Divine #3
Guión: Kieron Gillen
Traducción: Uriel López
Dibujo: Jamie McKelvie
Color: Matthew Wilson
Entintado: Clayton Cowles
Diseño original: Hannah Donovan
Editorial: Norma Editorial
Género: Fantasía / Juvenil
Páginas: 192
ISBN: 978-84-67929-33-1
Precio: 17,20 €

En este volumen especial de la serie superventas de Gillen y McKelvie se reúnen historias sobre los distintos dioses del panteón, dibujadas por varios artistas de la nueva ola del cómic independiente: Kate Brown, Tula Lotay, Stephanie Hans, Leila Del Duca, Mat Lopes y Brandon Graham.

Este tomo es más una recopilación de relatos sobre los dioses que avance en trama, pero también nos desvelan algunos de los misterios que teníamos pendientes. Con la muerte de Inanna a manos de Baphomet y la de Laura y sus padres por Ananké, todos los demás no saben en quién confiar. La anciana le ha echado la culpa a Baphomet de la muerte de Perséfone, pero Woden sabe la verdad.

De esta forma, comenzamos las diversas perspectivas de la historia. Beth, la antigua ayudante de Cassandra, es la primera en mover los hilos. Aprovechando que Baal está sufriendo la muerte de Inanna, la chica usa uno de los vídeos de Cassandra para aprender a invocar a Morrigan, que es atacada por el dios y apresada gracias a la llegada a tiempo de Woden.

Posteriormente, conocemos al fin a Tara, la diosa alejada de los demás y lapidada por la sociedad. Antes de ser una diosa, era una joven muy guapa e inteligente, pero la gente solo la valoraba por su cuerpo y ella estaba harta. Además, quería ser compositora, así que aprovechaba sus conciertos de diosa para colar algunas de sus obras, con lo que se ganó el odio del público y pasó a ser la "puta Tara". Agotada de tanto odio, hace una carta de suicidio y Ananké la ayuda a morir, pero quema la carta después y echa la culpa de su muerte a Baphomet.

El siguiente es Woden, u Odín, el famoso dios que nunca muestra su rostro y que siempre va acompañado de su ejército de valkirias asiáticas. Lo que nadie sabe es que Woden es el más cercano a Ananké y sabe todos los hilos que está tejiendo la anciana, como la muerte del juez para mantener controlada a Lucifer. Es el dios más malvado, cuyo odio surge de la envidia por los demás y por cómo le trata Ananké, pero a él solo le interesa conseguir lo que quiere y es capaz de obedecer fielmente para lograrlo.

Luego viene Amaterasu, la más inocente de todos (junto a Minerva). Es una joven que, antes de ser una diosa de verdad, ya pensaba que era la reencarnación de la deidad del sol. Pasó por una etapa druídica en la que cambió su nombre real por Hazel, lo que hizo que muchos se burlaran de ella en el colegio. Cuando se entera que Tara ha muerto y después Urdr se burla de ella, la joven estalla y libera todos sus poderes solares. Ese arrebato, lo más maduro que ha mostrado consigue que la otra diosa termine charlando con ella como si fueran dos chicas normales.

Mientras tanto, Morrigan sigue presa en una jaula hecha por Woden, siempre vigilada por uno de sus compañeros. Minerva es la única que no puede verla y, cuando la niña le insiste a Baal durante su turno, este la deja ver a la diosa de la muerte. En ese momento, Morrigan explica que es culpa de ella que Baphomet tomara cuerpo humano, ya que siendo humana se enamoró de un chico y, cuando Morrigan tomó su cuerpo, esta pidió a Ananké que usara también al chico como recipiente. De esta forma, se ofrece a ayudarles en la captura del dios.

La última es Sakhmet, la diosa egipcia y la más salvaje de todos. Es una chica cuyo pasado es un misterio, pero siempre afirma que solo le importa el presente. Bebe mucho alcohol, se tira a todo lo que se mueve y no tiene control. En una de sus escapadas, Woden no llega a tiempo y Sakhmet devora a su padre humano, por lo que se entiende que su pasado es truculento. Es una joven despreocupada, vaga, voraz y arrogante.

Y el desenlace ha conseguido sacarme una sonrisa, pero no diré nada jejeje. Me ha gustado ver la perspectiva de la historia desde cada personaje, aunque me ha faltado la parte de Baal y la de Minerva. Tara me da mucha pena y en su relato se ve el daño que hacen las redes sociales y el egoísmo humano, que solo la quería por su poder y no por ser ella. Ananké me cae cada vez peor, ya que es cruel y maneja a los dioses a su antojo. Y Amaterasu liberando sus poderes es increíble.

En temas de dibujo, encontramos muchos estilos distintos en este tomo. Cada relato está dibujado de una forma distinta, siguiendo más o menos la forma de ver el mundo de los dioses. Encontramos mucho contenido para adultos en este tomo, sobre todo en los relatos de Woden y de Sakhmet. Y ya ponemos cara a Tara, a la cual no conocíamos aún.

Y eso os contaré. Es un tomo con muy poca trama, pero con mucha información necesaria. También conocemos más a fondo a los dioses, algo que he agradecido también. Ya el cuarto volumen promete mucho más, así que espero leerlo pronto. ¡Nos vemos!

 

Nota: 4/6


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