De acuerdo, vamos con la historia. Eiji es el encargado de una tienda de ultramarinos, el negocio familiar que heredó cuando falleció su padre. Aunque antes era policía, ahora es un vendedor risueño y bromista que adora meterse con Shin, el joven agente de policía y antiguo pandillero del barrio. Aunque el agente es serio y su expresión siempre es inescrutable, Eiji se lo pasa bien provocándole.
Sin embargo, cuando Eiji bromea con el tema de que, al no conseguir novia, se plantearía salir con un chico, Shin se le declara y de un beso antes de salir corriendo. Confuso y sin saber muy bien cómo reaccionar, Eiji intenta fingir que no ha pasado nada y se deja llevar por los días calurosos de verano, pero la confesión de Shin aparece una y otra vez en su mente.
Incapaz de sacárselo de la cabeza, aprovecha un encuentro con Shin para aceptar salir con él. Lo que en un principio es casi un juego termina yendo a más, aunque el policía desea algo más que besos y Eiji tiene miedo del adentrarse en un terreno completamente desconocido. Pero, a pesar de sus dudas, conoce a Shin desde hace mucho, por lo que sabe que no avanzará solo.
Y esa es más o menos la trama. Aunque Shin y Eiji se conocen desde hace mucho, sus vidas estuvieron separadas durante un tiempo. Mientras que Shin era un joven pandillero, siempre metido en palizas y solo, Eiji era un policía alegre y atento que le salvó durante uno de los enfrentamientos, a pesar de llevarse una herida bastante grave en la cabeza. Años atrás, los dos hombres se reencuentran en el barrio, uno como tendero y otro como joven promesa de la policía.
Sin embargo, la relación que tenían no se ha enfriado. Eiji sigue disfrutando metiéndose con Shin y preocupándose por él, mientras que el agente esconde sus sentimientos tras una máscara seria y un cuerpo fornido. Un día, Eiji empieza a quejarse de no encontrar pareja. Él es uno de los organizadores de un evento para emparejar solteros, aunque no participa. Al pedirle a Shin que acude y bromear sobre que él quizá se decante por intentarlo con un chico, el policía le acorrala contra la pared y le besa. Tras pedirle que, si decide hacer con un tío, que sea con él, desaparece y deja a Eiji al borde de un colapso mental.
Ese será el comienzo de una nueva etapa en la relación entre ambos chicos. Aunque Eiji no sabe cómo tomarse la declaración de amor de Shin, sabe que hay bastantes obstáculos en su relación. Por un lado, no tiene nada de experiencia con hombres. Por otro, le saca diez años a Shin, aunque al joven no parece importarle. Cuando se emborracha y le confiesa al policía que acepta porque quiere sentirse querido, lo último que espera es ser testigo de los profundos sentimientos de Shin.
La verdad es que los dos protagonistas tienen sus puntos divertidos. Eiji siempre está bromeando, se escaquea de las cosas serias con algún chiste y suele provocar a Shin tratándole como a un niño pequeño. Shin, por su parte, siempre tiene una expresión seria que va a juego con su cuerpo imponente, por lo que nadie, y mucho menos Eiji, espera que sea un romántico y un cursi en la privacidad.
Aunque hay más personajes, tampoco han tenido mucha importancia. Dos de ellos, sin embargo, son los protagonistas de Como el perro y el gato, un manga que salió hace tiempo y del cual este es un spin off. El estilo de Niyama me gusta muchísimo. Los protagonistas son bastante masculinos, con rasgos fuertes y detalles que les aportan mucho atractivo. Es un Yaoi sin censura, ya os aviso.
Y eso os contaré. La verdad es que estoy deseando leer la segunda entrega, aunque el primer tomo se podría leer como independiente. Nunca pensé que leería algo de Niyama que ya conocía (aunque mi cerebro lo borrase), por lo que me ha hecho mucha ilusión. Espero poder traeros pronto algo más de ella. ¡Nos vemos!
Nota: 6/6
